Y ya no queda nada.
Como bien decía mi madre cuando mi hermana estaba partiendo hacia Posadas, Mar
del Plata, Mar Chiquita, Brasil, Alemania o donde cuerno sea (tengo una hermana
muy viajada - y estudiosa-) el domingo que viene a esta hora ya estaré: “Bruuuuuuuuuuu” (o
algo así como la onomatopeya de algún medio de transporte).
Y sí. Ya está. Ya me
quedé casi sin tinta en los cartuchos de la impresora por imprimir los pasajes
y el bendito seguro de viaje que viene como con membretes para luego recortar
por las líneas punteadas y colocar en las valijas… todo con un rojo bien
intenso cosa de dejarme sin aquel color en la impresora. Ya recolecté tooooodos
los pedidos de hermanita: vestidos, zapatos, saco, yerba, mate, bombillas (mínimo
tres, así dijo), alfajores jorgito, dulce de leche y todos los etcétera que
olvidó por salir a las apuradas o aquellas cosas que ya extraña casi hasta las
lágrimas. ¡Cómo no extrañar los jorgito! Porque eso me lo aclaró bien: “acá
vienen de argentina y les traen havanna… ¡yo quiero Jorgito!!” y estoy
totalmente de acuerdo con ella… aunque a mí algún que otro havannet no me haría
nada mal. Y cómo no entender que extrañe esas cosas. Cómo no comprender si hace
unos cuantos años en un viaje con ella y mi madre a EEUU por no más de 20 días,
todas llorábamos de la emoción mirando en la vidriera del restaurante del Gordo
Porcel en Miami, ante la exhibición de un buen pedazo de mortadela. Yo, que
nunca fui golosa ni nada parecido, me acuerdo esa noche aferrándome a un pote
de dulce de leche y comiéndolo cual yogurt. Cosa que no había hecho jamás en mi
vida ni creo volvería a hacer. ¿qué hubiese hecho entonces si me hubiese topado
con un cuarto de bizcochitos de grasa?!!
Qué suerte que no
vivo en el exterior. Realmente sería un chancho de tanto extrañar la comida
argenta y agarrándome esos atracones. Por algo las cosas suceden de cierta
manera. Ella, mi hermana, es la luz de la familia estudiando por el mundo
entero y yo la empleada pública que puede darse el gusto de visitarla y
llevarle esos obsequios. (Espero también sorprenderla con alguna que otra
cosita)
Y así ya va colmándose
el dúplex de todos esos pedidos y mientras en mi cabeza voy dibujando cómo
corno voy a hacer para meter toda esa ropa gordota de invierno que ocupa tanto
lugar.
Porque voy para el
final del invierno, y aunque hoy mientras “the weather channel” me decía que
hacía 2º y mi hermana aseguraba que “no hace nada de frío”, yo sé que soy
friolenta y con 10 º ya necesito bufanda, guantes, gorro, medias de lana y
botas que lleguen mínimo hasta la rodilla.
Qué dilema el de la
ropa. Veré que sale. “Cualquier cosa te compras eso acá”, dice hermanita, pero
yo los pesos “esterlinas” los llevo contados y qué sé yo cuánto me voy a poder
comprar!!
Ya estamos casi,
casi listas.
Ya llevo también
todos los pedidos argentos: un duende de Dublín, cosas del free shop, un libro
de cocina, una cucharita del lugar… ¡hasta basura lugareña me pidieron! Trataré
de complacer a todos, créanme.
Ya casi estamos.
Ya aumenté el monto
de la tarjeta que creo ya terminé de colmar entre pasajes, hipoteca, seguros y todos
los etcéteras.
Ya estamos. Ya no
falta nada.
Ya me aseguré y re
contra aseguré que el lunes, llegue a media mañana o al mediodía a Cambridge,
esté hermanita esperándome en la terminal de micros así como hace unos años me
esperó en la de trenes de Friburgo.
¡Qué suerte que mi
hermana “vive” allá! ¡Qué suerte que viaje por el mundo porque así me hace
viajar a mí también! Y con renta libre!!! Qué suerte que me esté esperando con
ansias como ya me dijo y me alegró el corazón. Yo también ya tengo ganas de
volver a verla y compartir y divertirnos y discutir como buenas hermanas que
somos. Ella con su ritmo veloz y yo con mi pachorra andante.
Qué suerte que además
del itinerario que me vengo haciendo desde hace meses, ella me esté planeando
otro. “La idea es que vivas como se vive acá y no que hagas turismo chino” me
dijo después de invitarme esta vez a un stand up en un bar. Qué suerte que me
lo dijo antes así tuve la oportunidad de buscar al actor en youtube y corroborar
que no entiendo un pomo!! Pero bueno, tendré toda la semana para escuchar y
escuchar el british Accent, ponerme a tono y recuperar todo ese saber de esa
lengua con la que siempre me sucede lo mismo: me creo que la tengo re clara hasta
que comienza a hablarme un nativo. Mamma mia! Ah no, eso es italiano… que también
espero practicar, o no sé… al menos espero no olvidarme así a mi regreso retomo
la Dante con
esas dos clases menos que voy a tener y vuelvo al ruedo.
Uf! No queda nada.
Una semanita nomás.
Re poco tiempo y el
suficiente para ponerme bien, bien nerviosa como para no perder mi costumbre. Llenarme
de alergias, hongos, granos, descomposturas… lo que se hereda no se roba dicen
por ahí, y a mí no se me caerá el pelo como a mi padre o no me brotaré el cuello
como mi madre, pero tengo lo mío. He generado mis propios nervios y ansiedades
y sus diversas manifestaciones.
Ya no queda nada.
Ya casi estamos.
Cambridge, England…
espérame! Ahí voy con todos mis ponchos, mis argentinidades, mi vestido de
gala, mi inglés con tonada yanqui/argenta… ya voy! Ya voy!
Esperame tranquila
que ahí voy con todas esas ganas (y necesidad) de vacaciones que vengo
guardando desde hace muuuuucho.
Esperame que ya
llego. Sólo teneme paciencia si extraño a mi pequeña hija de cuatro patas que
quedará al cuidado de sus señores abuelos. (No sé cómo vamos a poder vivir
separadas)
See you soon
Cambridge!
Nos estamos viendo!